Preguntas Frecuentes
– La gran mayoría presenta un trastorno leve o moderado del lenguaje verbal expresivo (denominado trastorno fonológico sintáctico o retraso simple del lenguaje).
– Son niños inquietos, algo maldadosos y con un negativismo más acentuado que lo habitual.
– Se desbordan emocionalmente con facilidad, apareciendo conductas ansiosas, impulsivas y/o disfóricas (enfado, disgusto) que se expresan en berrinches y “pataletas”.
– Torpes en su motricidad fina.
– En el trabajo de aula, suelen dejar sus trabajos a medio concluir, no escuchan instrucciones, se muestran inquietos, porfiados y se ofuscan con facilidad.
– Pueden ser excesivamente dependiente del adulto.
– Impresiona como un niño de menor edad, tanto en lo cognitivo como en lo emocional, conductualmente, es muy sensible a las reprimendas y castigos. En estos niños, los circuitos y los grupos de neuronas que controlan la atención son de menor tamaño y menos activos, por lo tanto, lo que hace el cerebro es activar otras zonas, lo cual hace que el procesamiento de datos sea defectuoso. Los niños con TDA les cuesta filtrar la información y distinguir qué es lo más importante porque están pendientes de todo al mismo tiempo y se dispersan con facilidad.
– Rendimiento escolar: traducido en bajas calificaciones.
– Desarrollo de la personalidad: traducido en una baja autoestima, sentimientos de frustración, inutilidad, rabia, pena y desconcierto.
Proceso de integración social: traducido en una dificultad para relacionarse con sus pares, aislamiento, problemas de disciplina, rechazo social y discriminación.
– Causa genética: que el padre o la madre tengan TDA multiplica por 8,2 el riesgo de tener TDA.
– Bajo peso al nacer: multiplica el riesgo por más de 3.
– Adversidad psicosocial: multiplica el riesgo por 4.
– Consumo de tabaco por parte de la madre durante el embarazo: multiplica el riesgo casi por 3.
– Consumo de alcohol por parte de la madre durante el embarazo: multiplica el riesgo por algo más
de 2.
El diagnóstico para determinar si un niño presenta TDA debe ser realizado exclusivamente por un
neurólogo o un psiquiatra infantil quien realizará una serie de tests de atención visual y auditiva
para ver cuál tipo de atención falla: la atención inmediata (que permite retener datos puntuales,
por ejemplo, un nombre o un teléfono), la sostenida (que permite, por ejemplo, estar atento en una
reunión o escuchar una clase con atención), o la selectiva (la capacidad de concentrarse en un
elemento entre muchos estímulos simultáneos).